Por: Hugo Casanova
Subtítulo
Las poblaciones objetivo, investigada y marco
Resumen
No se trata de si las muestras son objetivas o
representativas sino de cómo hacer que lo sean. Todo muestreo supone un plan
que debe ser ejecutado, objetivado, realizado. En el muestreo no probabilístico
la planeación es mínima, por lo tanto no hay mucho que objetivar. Por el
contrario en el probabilístico hay que objetivar, encontrar la población en
estudio
Contenido
- Objetividad
- Poblaciones objetivo, investigada y marco
- Referencias
Objetividad
Lo más sencillo para comprender la objetividad es
buscar su significado en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (DRA)
y luego buscar otros significados mas “científicos”. El DRA expresa el término
en por lo menos 3 acepciones que merece la pena mencionar pues responden a nuestro
objetivo.
- adj. Perteneciente o relativa al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir.
- Desinteresado, desapasionado
- adj. Fil. Que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce.
Todas estas acepciones responden al criterio de
independencia entre el observador y aquello que es observado e, históricamente,
a la vieja concepción de objetividad como Modelo Especular que aún sostiene el
positivismo lógico (Míguelez, 1999, pg. 168). Es decir se suponía que la retina
era impresionada por el objeto y la imagen era transmitida hacia el cerebro, de
modo tal que ser objetivo consistía en copiar el objeto sin deformarlo, sin
intervenir.
Toda la ciencia tiene protocolos de acción basados en
esta premisa de objetividad. Aclaro que no discutiré estos aspectos o su
validez, de hecho en ciencia natural y tecnología este modelo ha sido exitoso,
pero, como todo paradigma este encuentra linderos infranqueables que lo limitan
al grado de hacer necesario otros paradigmas amplificadores.
Los nuevos postulados expresan que “toda experiencia está cargada
de teoría” (García Rolando; 2006, pg. 41. Citando a Hanson). La cita (más
extensa) de Hanson expresa que un inexperto oiría simplemente un oboe, pero un
músico oiría que está desafinado. Obviamente la diferencia es grande, el
primero observa naturalmente (como le viene el sonido, con mínima intervención
del sujeto), el segundo lo hace con inteligencia (oye-interpreta de una, a la
una, en bloque)
Ahora bien, la percepción de la realidad está
intervenida por constructos o instrumentos (en particular en ciencia). Miguélez
(1999, pg. 145) expone brevemente este asunto recurriendo (sin referencia) a
una respuesta que Einstein le da a Heisenberg “el hecho de que usted pueda
observar una cosa o no, depende de la teoría que usted use. Es la teoría la que
decide lo que puede ser observado”. Al interponer teoría (o hipótesis) como
medio a través de la cual se hacen las observaciones científicas Einstein se
está refiriendo a datos experimentales. De modo que observar, en este nuevo
paradigma, es hacerlo a través de instrumentos (pero no del mismo modo que lo pretendía
el positivismo lógico). Lejos de creer que el instrumento minimiza la
intervención del sujeto sobre el objeto epistémico, la modela.
Veamos un ejemplo, el calor que sentimos a través de
nuestra piel (dato natural) es trascendido en temperatura (dato trascendental),
a teoría de temperatura y enmaterializado en el termómetro (García Bacca,
1984), el termómetro es la objetivación de lo fenomenológico del calor. Al
aplicar un termómetro no se está observando la temperatura independientemente
del sujeto que lo aplica (visión clásica), aunque ciertamente el sujeto no mide
la temperatura (lo hace el termómetro) y en ese sentido sería objetividad
clásica; pero el termómetro, la escala usada y la validación del instrumento
son constructos hechos bajo un plan científico, el instrumento es la
enmaterialización de un dato sintético (García Bacca, 1984), de una teoría
sobre el calor. Ya hecho, el termómetro queda independizado de su creador
(enajenado), pero ciertamente que este ha intervenido en todo su proceso de
concreción. De hecho la temperatura que mide el termómetro no es el calor que percibe
la mano. El calor es fenomenológico, la temperatura es una síntesis humana.
Ahora bien esta nueva concepción ¿Cómo se adecua con
la herramienta básica de la estadística y la ciencia en general, el muestreo de
poblaciones finitas?. En el procedimiento de muestreo existen dos grandes
procesos, la planeación de la muestra (teórico) y la selección de las unidades
de muestreo (práctico). En ambos procesos está implícito el requerimiento de
objetivación. En la planeación se requiere prefigurar, delinear la población
que se desea estudiar y en la selección de la muestra se precisa objetivarla,
encontrarla, hacer realidad dicha población lo más posible. Hacer objeto lo
planeado.
Poblaciones objetivo, investigada y
marco
Estas denominaciones corresponden al proceso de
objetivación de la muestra. Expresan Azorín y Sánchez-Crespo (1986, 17) que la población
objetivo es aquella que se intenta investigar pero que encuentra como
contrapartida en el mundo real un conjunto
…en el que existen omisiones, duplicaciones y unidades extrañas. Por otro lado la información no podrá obtenerse de algunas unidades por diferentes motivos, como la inaccesibilidad para unos medios dados, las negativas a colaborar o las ausencias. Finalmente han de tenerse en cuenta las limitaciones de los instrumentos de medida
Todos estos problemas hacen que la población objetivo
quede en el papel y sea substituida realmente por la población investigada que
es esa que posee estos inconvenientes o imperfecciones, sesgos,
irregularidades.
Ahora bien, dado que esta población investigada puede
ser muy grande (e inaccesible) y de ella hay que obtener la muestra, pues
entonces tendrá que delimitársela, ponerle un marco para poder aleatorizar la
muestra (de lo contrario sería un muestreo no probabilístico). Es así como encontramos
la población marco que es aquella de la que se toma la muestra. Para
este procedimiento
Necesitaremos reglas que nos permitan decidir para cada unidad, de la población marco, si pertenece o no a la población objetivo, que a su vez podría obtenerse de la población marco si conociésemos las unidades omitidas o erróneamente incluidas en esta (Azorín y Sánchez-Crespo, ob cit, 18)
De este modo las poblaciones objetivo, investigada y
marco responden a un proceso de operacionalización de la población estadística,
de la población que el investigador desea abordar a la que realmente aborda.
Ahora, múltiples problemas suceden, tras cada paso, uno de ellos es el de las
inferencias por hacer. Como se sabe, uno de los objetivos del muestreo es hacer
inferencias sobre la población objetivo, pero el regreso de población marco a
población objetivo, pasando por población investigada no es lineal ni seguro.
Este problema tiene un elevado componente teórico; pero otro problema, más
práctico, es el de construir el marco del que se sorteará la muestra. Los
marcos pueden ser desde listados hasta mapas y generalmente se desactualizan
pues se requiere recursos para mantenerlos. En esto el investigador
directamente puede hacer muy poco, es necesario que se cuente con el apoyo institucional
y gubernamental, tema delicado y que no corresponde a este artículo.
Este tema es mas amplio, hemos usado poca literatura y no nos
hemos extendido más pues estos temas son tratados de modo sencillo para
estudiantes o principiantes en estadística
Referencias
García Bacca, Juan David. 1984. Teoría y Metateoría de la Ciencia.
Vol. II. Universidad Central de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca
García, Rolando. Sistemas Complejos. 2006. Edit Gedisa, Barcelona
Martínez Míguelez, Miguel.1999. La Nueva Ciencia. Su desafío,
lógica y método. México, Trillas, (Reimpresión 2006)
Azorín Poch, Francisco; Sánchez-Crespo, José Luís. (1986). Métodos
y Aplicaciones del Muestreo. Alianza Editorial
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